De acuerdo
con el texto “Fundamentos y carencias de los estudios culturales: una revisión
teórico-crítica del ámbito popular
culture” de María Luengo Cruz en donde revisa los estudios culturales a
partir de la definición de Theodor W. Adorno y Max Horkheimer de la sociedad de
las masas nos dice que la cultura popular ha pasado de ocupar un puesto
marginal en la vida académica a ser foco de interés no ya sociológico sino
interdisciplinario. Es decir que ya no tiene la misma importancia académica
como se creía antes. Ahora es meramente popular.
El
análisis de la cultura ha supuesto una ruptura con parámetros meramente
empíricos, pues no se trata de analizar sólo los aspectos fácticos, sino los
significados. El estudio de la cultura, y en concreto de la cultura popular, ha
impulsado un enfoque sociológico fuera de la tradición del funcionalismo y del
positivismo. Es decir, los estudios sólo se han enfocado en analizar los
fenómenos que este tipo de cultura produce.
Estos
estudios utilizan las herramientas de la sociología de las organizaciones para
mostrar cómo los artistas y creadores populares movilizan las fuerzas sociales
para hacer posible la producción cultural. Este punto es el más importante, ya
que este fenómeno se distingue más en la televisión. Este medio de comunicación
masiva permite que la información que se desee dar a una comunidad, sea para
fines falsamente convincentes. Todo lo que sale – sobre todo en la televisión
abierta- es información un tanto falsa. Las telenovelas por ejemplo, muestran
arquetipos de mujer y hombre con un mensaje de querer ser como los artistas
son. Muestran un mensaje muy sugestivo para quienes gozan de ver ese tipo de
cosas. Buscan ser y copiar como son ellos dejando a un lado lo que son
realmente. Estos arquetipos empiezan a tomar forma e influyen en las personas
que dejen que penetren en su ideología. Por ejemplo, cuando apareció la
telenovela Rebelde en Televisa, todas las adolescentes querían ser como las
protagonistas: altas, fresas, ropas a la moda y sobre todo delgadas. Porque era
necesario estar esbelta para entrar en cualquier círculo social y ser
aceptados por todos. Entonces, estos
artistas en verdad movieron a la sociedad para crear una moda muy o demasiado
superflua.
Otro apartado para analizar es el de las Teorías sobre la cultura popular que se clasifican en tradiciones y autores en “racionalistas” versus “idealistas” es decir, instrumentales frente a normativos y morales. Los enfoques racionalistas considerarán que la cultura responde mecánicamente a fuerzas externas, mientras que los enfoques idealistas acentúan la dimensión interna, subjetiva de la cultura.
Dice también que la cultura popular se mezclaba con la publicidad. El término de la industria de la cultura fue el consumo. La industria cultural a los objetos culturales a una necesidad social- producir para consumir y consumir para seguir produciendo- de modo que la cultura “permanecía esencialmente ligada a la premisa de la economía del mercado. Como ejemplo está Coca-cola, que a pesar de ser un producto nocivo a la salud y se ha hecho campañas para suspender su elaboración, sigue fabricándose éste producto teniendo las ventas más altas ya que la gente lo demanda como un producto demasiado agradable como para no dejar de consumirlo.
Por otra parte, si el arte corría peligro, no era por la amenaza de una cultura de masas, sino por la actitud de una sociedad de masas, heredera de la sociedad moderna, que suplía el arte por el entretenimiento como consecuencia de un afán desmedido por consumir. Ese afán se ve reflejado en el refresco, ya que a pesar de que se ha hecho conciencia de que es un veneno para el cuerpo, la gente seguirá consumiéndolo y lo verá más adelante como una necesidad básica y no le importará gastar para saciar su deseo.
Otra parte importante del texto para analizar es que el entretenimiento ocupaba un lugar en el contexto de la sociedad moderna, y la cultura otro muy distinto. El entretenimiento pertenecía a la esfera del consumo social. Eso se refiere a que la gente acude a lugares con contenido entretenido y no cultural.
La
pauta de la durabilidad excluye aquellos artefactos producidos para su consumo
inmediato; por ejemplo, una película serie B (como la película de
Crepúsculo) un best-seller (como equis
libro de Paulo Coelho) o un show
televisivo (de los que salen en Televisa como la voz México) cuya permanencia
en el tiempo es nula. Cuando sale una
película, la gente siempre va a verla y nunca se va a acercar a un libro o a la
historia real, sino que para la gente será más fácil acudir a un centro de
entretenimiento que tomar un libro y enriquecer su redacción o su lectura. Se vuelve más famosa la película que el libro
cuyo contenido es el original. Se asocia el lenguaje de la imagen de las masas
a los intereses económicos de la industria cultural. Sin embargo, esta
proyección comercial no le impidió adscribir al cine una naturaleza artística.
La proyección comercial exigía al
lenguaje mayor comunicabilidad, a lo que contribuía el carácter vitalista de la
imagen cinematográfica: la popularidad y la técnica audiovisual.
Pero
estos productos no constituyen, en sentido propio, el contenido de la cultura,
sino una degradación de la misma. Ya que todos estos en vez de educar, hacen
que la sociedad se pierda en la mediocridad de querer superarse. Ninguno de
estos ejemplos sirve para culturizar a una sociedad.